La intensidad es el factor clave para que trabaje más cantidad de fibra.
Así que súbela el máximo que soportes.
Necesitarás un periodo de adaptación, como para cualquier entrenamiento. Después de unas sesiones en que la intensidad la tienes que ir aumentando de forma progresiva hasta que lo toleres bien, ya tendrás una referencia de la intensidad a la que puedes trabajar.
Piensa que durante la sesión, también te irás adaptando y debes ir subiendo cada 2-3 repeticiones la intensidad, si puedes.
Lo que aguantes en un grupo muscular, NO te sirve para otro. En cada zona aguantarás valores distintos, así que no te guíes por la intensidad de un músculo como referencia para otros.
Incluso dentro del mismo grupo muscular aguantarás intensidades distintas. Por ejemplo, en el cuádriceps es posible que toleres más intensidad en un vasto que en el otro. Sube lo que aguantes en cada punto.
Lo mismo sucederá de un lado al otro, es posible que aguantes más en la izquierda que en la derecha (o al revés). Sube lo que aguantes en cada zona.
Así que ya sabes, si no subes intensidad, te quedarás en un trabajo muy superficial y trabajarás muy poca cantidad de fibra.